lunes, 1 de febrero de 2010

Si no se cobra por las noticias, las pérdidas son inevitables en Web

La discusión sobre el modelo de negocio de los diarios online se reavivó cuando The New York Times anunció que desde el año próximo se deberá pagar para acceder a sus contenidos. Si bien esto funciona para los diarios económicos, significa un riesgo para los de interés general.

A pesar de las millonarias pérdidas que viene registrando The Guardian, su editorial aseguró que no no contempla la posibilidad de cobrar por los contenidos de su página web.

El director de The Guardian, Alan Rusbridger, habló francamente cuando describió los efectos financieros que provoca Internet en su diario durante una charla con alumnos de periodismo en la Universidad de Coventry, Reino Unido. “Si me detengo a pensar en el modelo de negocio, a veces siento miedo”.
No es para menos. Guardian News & Media, editorial de The Guardian y The Observer, publicó hace poco los resultados del grupo. Tuvo pérdidas antes de impuestos de US$93 millones en el año financiero 2008-09. A pesar de todo, Rusbridger reiteró que The Guardian no contempla la posibilidad de cobrar por sus artículos o por los contenidos audiovisuales de su página web.
Sin embargo, otras publicaciones empiezan a creer que resulta insostenible depender de los ingresos que generan los lectores online y la publicidad por Internet. El New York Times, que entre 2005 y 2007 experimentó con el cobro de algunos de los artículos de su sitio web, anunció hace unos días su intención de volver a las suscripciones.
A partir del próximo año, dicho periódico adoptará un modelo similar al que ya utiliza el Financial Times. Los dos permitirán la lectura gratuita de un determinado número de artículos al mes (cerca de los 10 que autoriza FT), pero exigirán una suscripción para acceder al resto del contenido.
En cualquier otro sector, no es descabellado cobrar a los clientes por un servicio. Incluso grupos como Skype y Flickr utilizan una estrategia de precios conocida como “freemium”, mediante la cual el usuario sólo paga cuando utiliza el servicio con mucha frecuencia.
Los diarios se sentían identificados con lo que el profesor de periodismo Jeff Jarvis llama “la economía de los links”, un concepto según el cual cualquier beneficio proveniente de las suscripciones superará las pérdidas de publicidad y del valor de la marca.
Probablemente ese cálculo tenía sentido hace unos años, cuando parecía que las tarifas para los avisos online parecían subir acercándose a aquellas de las publicaciones impresas. Sin embargo, las editoriales deberían tener presente lo que una vez dijo John Maynard Keynes: “Cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión. ¿Y usted?”.
Ahora los hechos han cambiado como se preveía. Los periódicos, incapaces de reproducir en Internet el dominio de los anuncios publicitarios y avisos clasificados del que gozaban en las ediciones impresas, se ven abrumados por la competencia proveniente de portales, blogs, motores de búsqueda, entre otros.
La pregunta que deben formularse los diarios de información general como el New York Times y The Guardian es: “¿Existe una alternativa?” La respuesta generalizada es: “No”, porque los lectores están demasiado acostumbrados a acceder a la información gratuita y no pagarán por ella.
El éxito del Financial Times y del Wall Street Journal a la hora de captar suscriptores y publicidad en Internet se suele considerar algo excepcional. Los diarios económicos cuentan con clientes corporativos que no suelen escatimar en gastos y ofrecen datos específicos a los que no resulta tan sencillo acceder.
Sin embargo, la prensa de información general tendrá que arriesgarse. Si los cálculos de la economía de los links (visitantes, impresiones de páginas, etcétera) tuvieran suficiente valor, la situación de The Guardian (con 35 millones de lectores en todo el mundo) o The New York Times (con 17 millones sólo en EE.UU.) no sería preocupante. Aunque desde el punto de vista editorial su situación es muy buena, desde el punto de vista económico, están atravesando una crisis.
Lo que no entienden los entusiastas de la “economía de los links” es que el elemento de compensación entre suscripciones y publicidad no es un juego de suma cero. Las tarifas de los avisos online cayeron al mismo ritmo que aumentó la competencia; a la mayoría de las ediciones digitales les resulta difícil ganar más de u$s 4 por cada mil hits (o US$ 14 millones por los 3.500 millones de hits que registran mensualmente todos los sitios de diarios estadounidenses).
Aun así, sitios web como los del Financial Times y Wall Street Journal pueden cobrar US$90 o más. El hecho de que los clientes se registren y paguen brinda a las editoriales una serie de datos personales que les permite dirigir la publicidad de forma más inteligente. Aunque el número de lectores online cae cuando se establece una suscripción, los modelos “freemium” ayudan a compensar esta tendencia.
Además de los ingresos derivados de las suscripciones, pueden aumentar el precio que pagan sus
principales clientes por la publicidad. Sólo una pequeña cantidad de lectores terminarán siendo clientes, pero ese dato no tiene por qué ser tan importante. Según un reciente informe de la consultora Outsell (un grupo de investigación), sólo el 6% de los lectores de diarios online estaría dispuesto a pagar para acceder a sitios de noticias.
Si tomamos los datos al pie de la letra, y creo que no deberíamos hacerlo, The Guardian podría conseguir 2,1 millones de suscripciones online, lo que lo convertiría en un negocio altamente rentable.
Incluso si sólo se suscribiera el 1%, se llegaría a 350.000 suscripciones.
Nada conseguirá salvar a muchos de los diarios de información general. Prosperaron a costa de los monopolios publicitarios locales y regionales, pero, desde la llegada de Craigslist y otros sitios web de clasificados, las cosas han cambiado. Al fin y al cabo, no producen nada que tenga suficiente valor como para sobrevivir a la transición.
Podríamos pensar que la disponibilidad y la propagación de las noticias es tan inmediata que ni siquiera los mejores pueden permitirse el lujo de cobrar por sus contenidos, pero no creo que sea así. La cobertura que The Guardian y The New York Times hicieron de Haití los distingue del resto.
No obstante, depender solamente de la publicidad no funciona, como ya reconoció The New York Times. Si el modelo de negocio produce escalofríos, habría que probar con otro.

Extraído de Estrategia & Negocios

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Glosario

  • Comunicación corporativa: Conjunto de formas de expresión que presenta una organización. Prácticamente todos los actos cotidianos del comportamiento de una empresa son en última instancia actos comunicativos.
  • Cultura corporativa: Conjunto de presunciones y valores compartidos por la mayoría de los miembros de la organización. Estos valores son al mismo tiempo elementos de integración interna y de construcción social de la identidad corporativa. También son un factor clave para la adaptación a las realidades existentes fuera de la organización.
  • Identidad visual: Conjunto de signos que traducen gráficamente la esencia corporativa. Estos elementos están regulados por un código combinatorio que determina la forma y los usos del logotipo, del símbolo, de los colores corporativos y del identificador.
  • Marketing: Conjunto de actividades que dirigen el flujo de bienes y servicios del productor al consumidor. (Gorostegui).
  • Reputación: Podríamos definir la reputación como el resultado de la estimación de los distintos públicos que tienen una relación con la empresa. (UCM)
  • Responsabilidad Social Empresarial: El Conjunto de obligaciones y compromisos, legales y éticos que se derivan de los impactos que la actividad de las organizaciones producen en el ámbito social, laboral, medioambiental y de los derechos humanos. (Universidad Antonio de Nebrija - Escuela de Negocios)