En las negociaciones con Irán, Catherine Ashton, jefa de Política Exterior de la UE, no estrechó la mano del mediador de Teherán y tuvo mucho cuidado para ni siquiera rozarle ni mirarle directamente. La británica había renunciado a sus atuendos multicolores y vestía de negro y beige.
Las charlas se celebraban, la semana pasada, en Estambul, la ciudad más occidental de Turquía, un país musulmán, pero oficialmente laico y donde las minifaldas y los escotes son habituales. Pero Ashton no quería ofender al enviado del régimen de Ahmadineyad, Said Jalili. Y aún así, su atuendo no fue suficiente para la prensa iraní, que se encargó de pasar a la británica por el Photoshop para eliminar un discreto escote. Ashton llevaba una camiseta negra debajo de la chaqueta y un collar, pero, en la versión de algunos periódicos iraníes, la camiseta sube hasta el cuello y el adorno desaparece. Además, los pechos y la silueta de la portavoz de la UE aparecen reducidos. Una web de la disidencia iraní colgó las dos versiones.
La portavoz de Ashton confirmó al MUNDO.ES la existencia de la versión alterada, pero defendió que la diplomática de la UE "cumplió en todo momento el protocolo". "Son negociaciones internacionales en un país tercero... Y la alta representante respetó en todo momento las reglas. Iba vestida correctamente, no le dio la mano a Jalili", explica la portavoz, que asegura que el arreglo es para "consumo doméstico" en un país donde las mujeres están obligadas a llevar velo.
Dentro de la delegación europea, había otras dos mujeres, otra responsable política de la UE y una diplomática alemana. En Estambul, los iraníes no se quejaron de la apariencia de sus interlocutoras. En otras conversaciones, ya han puesto mala cara a otras mujeres europeas, entre ellas Cristina Gallach, la española y portavoz de Javier Solana, predecesor de Ashton en las largas y poco fructíferas conversaciones con Irán sobre su oscuro programa nuclear.
Los dos días de charlas en Estambul terminaron sin ningún avance, como le pasó a Solana durante casi cinco años. La británica se dijo "decepcionada" por la inflexibilidad de Teherán e insistió en la "falta de cooperación" de Irán, que se niega a parar el enriquecimiento de uranio.
Extraído de El Mundo (María Ramírez)
Las charlas se celebraban, la semana pasada, en Estambul, la ciudad más occidental de Turquía, un país musulmán, pero oficialmente laico y donde las minifaldas y los escotes son habituales. Pero Ashton no quería ofender al enviado del régimen de Ahmadineyad, Said Jalili. Y aún así, su atuendo no fue suficiente para la prensa iraní, que se encargó de pasar a la británica por el Photoshop para eliminar un discreto escote. Ashton llevaba una camiseta negra debajo de la chaqueta y un collar, pero, en la versión de algunos periódicos iraníes, la camiseta sube hasta el cuello y el adorno desaparece. Además, los pechos y la silueta de la portavoz de la UE aparecen reducidos. Una web de la disidencia iraní colgó las dos versiones.
La portavoz de Ashton confirmó al MUNDO.ES la existencia de la versión alterada, pero defendió que la diplomática de la UE "cumplió en todo momento el protocolo". "Son negociaciones internacionales en un país tercero... Y la alta representante respetó en todo momento las reglas. Iba vestida correctamente, no le dio la mano a Jalili", explica la portavoz, que asegura que el arreglo es para "consumo doméstico" en un país donde las mujeres están obligadas a llevar velo.
Dentro de la delegación europea, había otras dos mujeres, otra responsable política de la UE y una diplomática alemana. En Estambul, los iraníes no se quejaron de la apariencia de sus interlocutoras. En otras conversaciones, ya han puesto mala cara a otras mujeres europeas, entre ellas Cristina Gallach, la española y portavoz de Javier Solana, predecesor de Ashton en las largas y poco fructíferas conversaciones con Irán sobre su oscuro programa nuclear.
Los dos días de charlas en Estambul terminaron sin ningún avance, como le pasó a Solana durante casi cinco años. La británica se dijo "decepcionada" por la inflexibilidad de Teherán e insistió en la "falta de cooperación" de Irán, que se niega a parar el enriquecimiento de uranio.
Extraído de El Mundo (María Ramírez)
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