- Clarín circuló con la portada en blanco este lunes.
- La oposición pide someter a la ministra de Seguridad a juicio
- Críticas a Cristina Fernández por guardar silencio ante un asunto tan grave
Hace tiempo que los argentinos no manifestaban un repudio tan profundo, como el que ha provocado el bloqueo a la planta impresora de Clarín. El diario de mayor circulación en el país no salió ayer domingo a la venta por el 'piquete' que organizó un grupo de manifestantes a las puertas de los talleres del barrio de Barrancas, desde donde el periódico es distribuido a los puntos de venta.
El diario La Nación, que también es crítico a la gestión del gobierno, fue objeto de una acción similar pero que sólo retrasó su salida. En cambio el bloqueo total a Clarín, fue el peor ataque que haya sufrido este diario en sus 65 años de historia y el peor atentado contra la libertad de prensa en general, desde que Argentina recuperó la democracia, en 1983.
La oposición en bloque pediría someter a juicio político a la ministra de Seguridad, Nilda Garré, por haber ignorado la orden que tiempo atrás dictó el juez Gastón Polo Olivera, contra "cualquier conducta que implique impedir u obstruir el normal ingreso de personas y bienes" de las imprentas periodísticas. La medida cautelar obligaba a Garré a enviar la fuerza pública a disolver el piquete, pero la presencia policial fue mínimo y en ningún momento intentó impedir el bloqueo.
Desde toda la Oposición salió un rechazo al bloqueo de los diarios y un duro cuestionamiento a la presidente Cristina Fernández de Kirchner por no haberse pronunciado sobre estos hechos. "No es concebible que el gobierno y quien lo encabeza tengan una actitud pasiva y ausente frente a un acto tan flagrante contra la libertad de expresión", dijo Gabriela Michetti, diputada del PRO.
"El gobierno instiga y avala a los que impiden la circulación de los diarios", manifestó el diputado de Coalición Cívica, Adrián Pérez. Incluso el socialista Pino Solanas, un duro objetor de la línea editorial de Clarín y La Nación, salió en defensa del derecho de los argentinos a elegir el diario que les parece.
"Los escraches contra los diario o contra cualquier medio de comunicación son un ejemplo de intolerancia y de autoritarismo que va en contra de la libertad", opinó Solanas. Dentro del oficialismo, la única figura de peso que se sumó a la condena fue el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli.
En respuesta a Radio 10, Scioli, quien anteriormente había diferido de Cristina Fernández en el tema de la inseguridad o a la demonización de los cuadros opositores, dijo que la libertad de expresión y de prensa "son pilares de nuestra democracia" y que el bloqueo a los diarios "es una muestra de intolerancia que perjudica" la convivencia democrática. La mayoría de quienes se expresaron de ese modo, vinculan el ataque a los diarios con Hugo Moyano, jefe de la Confederación General del Trabajo (CGT) quien en varias oportunidades anteriores, envió a gente del gremio de los camioneros a impedir la salida de Clarín y de otros diarios y revistas del mismo grupo empresarial.
En la edición del domingo, que no pudo salir, el periódico en cuestión publicó un extenso reportaje sobre los enredos del sindicalista con la Justicia y las sospechas de lavado de dinero que recaen en su persona. Moyano negó tener relación con el bloqueo, pero su nombre anduvo en boca de varios de los manifestantes, que exclamaban: "Si tocan a Moyano habrá quilombo".
La versión que maneja el Gobierno, al menos de forma extraoficial, es que la protesta de la noche del sábado y madrugada del domingo fue legítima, pues se encuadra en el conflicto que mantienen los empleados de Artes Gráficas Riopaltenses (AGR) contra la empresa Clarín. Pero hoy trascendió que no existe tal conflicto y que los algo más de cien manifestantes que se congregaron allí.
Extraído de El Mundo (Ramy Wurgaft)
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