Enorme decepción. La abrumadora campaña publicitaria aparecida en Beirut que parecía denunciar la excesiva dependencia hacia la moda y el consumismo era una simple forma de vender ropa, o lo que es lo mismo, de alimentar la subordinación al diseño.

El interior de Le Mall, en Beirut. (M. G. P.)
El misterio de soyyomismo.yo, que llenó durante dos semanas la capital libanesa de intrigantes mensajes alegando a la búsqueda del estilo individual —o al menos eso era lo que desprendían—, quedó desvelado este fin de semana durante la inauguración de Le Mall, el último centro comercial localizado en el lujoso Hotel Habtoor.
Porque 'soy yo mismo' ha resultado ser la consigna de este templo del consumo de masas, como rezan las enormes pancartas colgadas en el exterior y la decoración interior, donde la antigua consigna ha sido levemente adaptada a la nueva realidad.
Así, donde antes cada uno era uno mismo y reivindicaba su individualidad, ahora uno "es pacifista", otro es "un hedonista", aquel es "un rebelde", y el de más allá es "un coleccionista", y por supuesto todos tienen cabida en Le Mall, cuya presentación —incluida en revistas gratuitas repartidas por el centro— comienza diciendo: "ser es creer que uno mismo es diferente (...), pero necesitarás algún sitio para practicar, algún sitio que entienda que eres diferente, algún sitio que te alimente y te provea tu diferencia (...)".
Así que ya saben, para que los libaneses confirmen su estilo propio siempre tienen a su disposición Zara, Pull and Bear, Massimo Dutti, Bershka, Oysho, Stradivarius y Zara Home —sí, parece que el grupo de Amancio Ortega ha hecho otra pequeña inversión en el Líbano, donde ya tenía numerosas tiendas— y si quieren buscar un estilo levemente —muy levemente— distinto, siempre pueden acudir a la también española Mango, además de una larga lista de firmas de moda internacionales. Es el mejor camino para ser como todos los demás.

Extraído de El Mundo (Mónica G. Prieto)
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